Hoy es una de aquellas noches en que los pensamientos tan solo quieren correr,
porque hay alguien quien los llama al final del río,
una mirada sincera y conversadora,
que te sonríe al unísono en un traspié mirando lo positivo,
que al primer chance que le jugó la vida lo premió.
Piel desnuda bajo las notas musicales que llueven en esta noche,
cuatro cristales unidos en este instante,
teclas cayendo hasta lo más profundo en una naciente sinfonía,
pegados, y sonriendo unos traviesos pensamientos.
Arráncame la piel! pues quiero continuar en este estado donde llueven melodías,
pintando cuadros al llegar al suelo,
desatando un alboroto para los mismos límites de lo que nos contiene,
rompiendo las cadenas,
liberado la energía contenida en aquellos minutos en que los cristales se unieron,
esos necesarios cortos segundos para que aquello terminase en una nueva melodía,
en donde lo único que quiere hacer es entregarse...
Las memorias del pasado quedan fritas en el tiempo,
una sustancia que poco deja mover,
pero debemos continuar een este camino y por algo aquí estamos,
quiero saber lo que tú también quieres saber,
preguntame lo que yo te quiero preguntar...
Deja la canción!
y observa como los ladrones atrás quedaron,
pues es aquí donde yo quiero estar...
Desnudo.
Bajo la misma piel incluso,
por debajo y más allá de lo que en esta mente existe,
donde nace la escencia,
donde emana aquello que me dice que sí,
y porque tan solo esos textos se escriben solos.
Oye cantar aquellas voces del fondo
que endulzan el momento y tranquilamente cierra tus ojos.
¿Es esto lo que las lagrimas querían decir?
Cada recobeco de las letras en estas palabras se desnudan para mostrar sus colores,
acallando tus dolores,
anhelando una alegría,
abrazando tu mirada y espacios vacíos,
brotando cada discurso de cálidas palabras,
todas éstas queriendo decir ese significando de aquello oculto que ya sabes,
inclusive el centro mismo de este punto apuntando a ello.
Pues aquí estamos,
otra vez junto a las palabras.
