Se siente al veneno recorrer por cada pensamiento,
circular por cada estrecho pasaje lleno de guardias que intentan impedirle el paso hasta el centro,
el obscuro rojo presiente su estadía,
y la niebla ha vuelto a invadir sus pulmones.
Súbitamente acelera cada latido y la mirada se pierde en el cielo.
Suavemente se juntan los inconscientes párpados,
les dije que tuviesen paciencia y permanecieran separados,
mas no dan más y olvidaron a que vinieron,
dejaron todo tirado, botaron los baldes llenos al mar,
donde él se perderá.
Incluso el tic tac del reloj se comienza a apagar
con aquel dulce veneno que absorve mi cuerpo.
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