Mi voz camina por los barrios,
observando a lo lejos... a lo lejos...
tímido y lentamente percibiendo lo que existe a su alrededor
y suavemente abrazando las bellas almas con buenas intenciones en este planeta.
Una bala persigue mi rojo,
mientras yo inmóvil permanezco en mi sendero observándola,
alejados por un centímetro y sin dudar de mi paciencia,
esperando a que ésta caiga suavemente por los colores de la mirada.
Miro al espacio y una gran masa de estrellas vuela cielo abajo,
y una muy especial cae frente mis estrellados cafés.
Quisiera poder aplacar aquel sufrimiento e inseguridad,
pero es algo que pesa más que una montaña,
y algo que ayudaría es el ser aceptado por ser tal como soy,
y por haber nacido así.
Dicen que mis miradas comunican mucho,
y en varios casos reemplazan las palabras...
¿Será cierto?
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